
Cada vez, durante nuestros últimos encuentros, guardo la esperanza de que me liberes de tu intoxicante presencia, te confio todo lo que no debería confiarte y cada vez me traicionas, me engañas con tu falsa preocupación, con el fin único de retenerme en tu enagenadora prisión. Cohartas mis movimientos y te alimetas de mi cerebro.
Me siento atada, estoy atrapada en mis contradicciones, te odio pero te necesito a la vez, o al menos eso pienso, pero ni yo me convenzo de lo que creo, porque toda mi vida ha sido cubierta por tu manto de erronea "lucidez". Me vuelvo conejo, asustada en mi oscuro hogar esperando no ser vista ni atrapada por la adicción que me rodea, me huele, me persigue, siento su respiración cerca huelo la amargura de su garganta y logro divisar la sequedad en sus labios.
¿¿Serás tú quien me ayude en mi escape?? NO!! esta vez y como todas las veces huiré sola tocaré tu puerta y sabrás sin decirte nada, que por fin soy libre para todo aquello que nos propongamos, podremos cambiar, podremos comenzar, podremos terminar y construir todo desde la nada. No esperaré más ahora yo iré en tu busqueda.