
Dos niños llamandome como hasta el momento temo que me llamen, en una playa muy rocosa de aguas crintalinas, en donde la furia del mar era detenida por un muro de rocas, miro ese mar y siento miedo por ellos, los busco con la mirada , tratando de mostrarme lo más tranquila posible hasta que el 1º de ellos llega, siento alivio y curiosidad miro su rostro tratando de gravar en mi memoria cada detalle, su cabello rizado, su nariz de hombre, a pesar de ser sólo un niño, su tez blanca y pecosa, sus labios diminutos enrojesidos por la sal del agua; viene hacia mi y me muestra algo, sus ojos se iluminan, finalmente se aleja y mientras lo hace no para de mirarme y sonreir; de pronto llega el 2º niño, este es más grande, aproximadamente 2 años más q el anterior, de él sólo recuerdo su silueta ya que pronto se marcha en busca del menor; vuelvo amirar el agua y esta vez su claridad es iluminada por el sol y los destellos dorados de la arena, siento paz y alegria, ya la furia del mar no es lo más relevante.
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