martes, 13 de marzo de 2007

Descanso

Desde su nuevo hogar, su rostro reflejaba el alivio de una tortura insesante;
un hombre hermoso, iluminado en su interior y maravilloso en su perfecto exterior.
Aún está latente la pregunta de su repentino arranque de lucidez,
cuando descubrió que una vida asi no lo es y que con lo vivido hasta el momento es suficiente.
El desconsuelo es evidente un hermoso hombre deja este mundo de modo premeditado, casi sin huellas, a excepción de una carta de despedida....una torpe manera de hacer entender lo inentendible por quienes creen que tu vida les pertenece,
que eres fisicamente parte de ellos,
cual apendice semi-independiente.
No sé como de pronto me ví entre extraños,
gentes de las que unicamente el morbo era capaz de salir de sus insidiosas bocas,
expeliendo el verdadero hedor a muerto,
aquel que emana de los corazones putrefactos y las almas corrompidas.
¡Qué importa cual fué la forma, cuanta sangre se habrá derramado!!
A mi, por un momento me preocupaba que mi escote no revelara demasiado
que el sol no me diera de frente en la cara
y que la falda no siguiera evidenciando mi ínfima ropa interior.
Por dentro procuré que mis ojos dieran un alivio a mi acongojada madre
algo asi como un grito casi desesperado -¡yo nunca te haría esto!
y vuelvo al inicio nunca lo haria por tí, pero tampoco lo haría por mí
.


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